Vaietzé: El exilio de Yaacov como una microhistoria de Israel

Por: Dr. Yitzhak Calafi

El rabino catalán Najmanides [Rambán] ve en la historia de los patriarcas y sus vicisitudes una microhistoria de la historia misma de Am Israel.

El texto sagrado nos muestra diversos seres humanos, hombres y mujeres, pertenecientes todos ellos a la misma familia biológica y como se diferencia el comportamiento de unos y otros en función de su conexión con la Torá y con la Ley Divina. Todos los protagonistas presentan defectos y virtudes, y que a pesar de los defectos de todos, pues no son ángeles ni “dioses” encarnados, sino simple y grandemente seres humanos, veremos claramente como las ideas desconectadas de la Torá son perniciosas y propias de los que no siguen la Ley Divina.

Yaacob huye de Esav y por orden de Yitzhak[1] se dirige al campo de Aram para desposar con una mujer de su familia. En el camino hacía la tierra de sus antepasados, el Eterno le dice en sueños a Yaacob que la tierra sobre la que está acostado se la dará a él y a su descendencia, y esta descendencia será como el polvo de la tierra y se esparcirá por los cuatro puntos cardinales y en la Casa de Yaacob serán bendecidas todas las familiar de la tierra[2], le protegerá dondequiera anduviere, le hará retornar a Eretz y que no le abandonará[3].

Estas palabras son el eje sobre el cual gira la historia de Israel. Hoy podemos ver como se está cumpliendo fiel y textualmente esta promesa.

Esav, mellizo de Yaacob, primogénito de nuestros patriarcas Yitzhak y Rivká tenía que haberse esposado con Leáh, la primogénita de Labán, y Yaacob con Rajel, pero aquel [Esav] prefirió desposar a las hititas Yehudit y Basemat[4], y a Majalat la hija de Yishmael[5]. La tradición en la familia de nuestros patriarcas, y en la de la población de aquella época era maridar con miembros cercanos de la familia. Yaacob emigró para hacerlo, a diferencia de su mellizo. Yaacob llega al Campo de Aram, queda prendado de su hermosa prima Rajel[6], por la que trabajará duramente siete años para poder desposarse con ella[7]. El texto sagrado no lo dice, pero seguro que esto disgustaría enormemente a Leáh pues sabía que Yaacob era un hombre de Torá y que ella tendría que casarse con otro hombre, quizás Esav, pero en definitiva un hombre sin Torá. Rajel amaba muchísimo a su hermana Leáh, relación muy diferente de la de Esav hacia su hermano Yaacob, al que pensaba asesinar[8]. Labán engañará a Yaacob, y le cambiará Rajel por Leáh, obviamente con la complicidad de las dos hermanas. Rajel le dio las señales a Leáh para que esta se hiciera pasar por aquella. Por la mañana Yaacob vio el cambio y le preguntó a su tío Labán porqué le había engañado, este le respondió que era la costumbre de la tierra desposar a la mayor antes que a la menor.[9]

El midrash afirma que Yaacob le reclamará a Leáh por haberle engañado, a lo que ella responderá que de él aprendió a mentir cuando se trata del cumplimiento de un mandamiento: “Ya que tú hace años mentiste y le trajiste comida a tu padre haciéndote pasar por tu hermano, y no te abstuviste de mentir para cumplir la voluntad de tu madre. Así hoy miento yo para cumplir la voluntad de mi padre. Y especialmente para tener un privilegio tan grande de estar con un hombre piadoso como tú y no caer en las manos de Esav. Así como él engañó para obedecer a su madre (en la pugna por la bendición de Yitzhak), así, ella engañó para cumplir con la voluntad de su padre.” El midrash expone y acentúa las mentiras piadosas y no tan piadosas de la familia patriarcal. Le quita el derecho de exigir la verdad a quien ya había faltado a la verdad, y no importan las causas.

Después Yaacob hablará con Rajel y le preguntará porqué ella ha colaborado en el engaño, y explicaría que ella tiene una excelente relación con su hermana, a la que ama muchísimo, y no se tienen celos mutuamente, a diferencia de la relación de Esav con él, y que ella [Rajel] quiere que su hermana Leáh también sea parte de la familia y que él [Yaacob] puede desposarse también con ella misma [Rajel]. Yaacob finalmente tendrá como esposas a Leáh, junto con su hermanastra y sierva Zilpáh, y a Rajel, junto a su hermanastra y sierva Bilhá.

Labán engañará y explotará a Yaacob porque es plenamente consciente que es la mejor opción para sus cuatro hijas, como él mismo le reconoce a Yaacob[10] , pero sólo lo considera a nivel material, prescindiendo en absoluto el nivel espiritual. Labán sabe que Yaacob es un buen trabajador, eficiente, diligente, tenaz, inteligente, y que si le hace trabajar para él, podrá prosperar materialmente. En Shejem, el rey Jamor dirá lo mismo a sus súbditos[11]. Esa ha sido la actitud de muchos pueblos que han permitido vivir a Am Israel en sus tierras, con el objetivo de que la judería haga prosperar la economía, la cultura, la ciencia de la zona, pero no para mejorar a nivel moral, transgrediendo las leyes de Noaj, y sin querer entender que una vida sin Torá es perniciosa.

Después de los catorce años de trabajo para poder pagar a Labán el derecho a haberse casado con Leáh y Rajel, Yaacob le pide a su suegro, y tío, Labán que le deje partir[12] hacia su país. Ahora Labán le solicita como favor a Yaacob que trabaje para él, ya que sabe por adivinación que D-s le ha bendecido por su causa [de Yaacob][13]

Nuevamente Labán volverá a intentar abusar económicamente de Yaacob, le cambiará continuamente los pactos económicos acordados, pero nuestro patriarca saldrá perennemente airoso y explicará a sus esposas que el Eterno le ha protegido.[14]

Labán y sus hijos varones tendrán envidia de la riqueza que Yaacob[15] va acumulando, y obviarán y prescindirán el hecho que ellos mismos partieron de muy poco y que D-s le ha bendecido por la causa de Yaacob, y que es por eso que tienen riquezas[16], pero la envidia pudo más. Lo mismo pasará a lo largo de la historia de los pueblos que se han enriquecido material, cultural, científicamente gracias a Am Israel, que cuando han visto que los yehudim prosperaban, se les despertaba los celos y la envidia, ignorando que D-s les había bendecido por la causa de Abraham-Yitzhak-Yaacob. Es enorme la lista de países y situaciones que ha acontecido lo mismo.

Así como los envidiosos hijos de Labán difamarán a su primo Yaacob y dirán que este ha robado la riqueza de Labán[17], muchos pueblos han dicho lo mismo sobre Am Israel cuando han visto la prosperidad de los yehudim.

Yaacob sabe por el Eterno que tiene que volver a Eretz[18] ¿Cuántas veces ha sufrido Am Israel por permanecer donde sabía, en el fondo de su alma, que no tenía que quedar?

Labán pensó en hacer mal a nuestro patriarca, pero el Eterno se le apareció en sueños y le dijo que se cuidase mucho de hablar para nada con Yaacob.[19] Pero este ignoró el mandato divino y le dijo a Yaacob –faltando a la verdad- que le había engañado y llevado cautivas a sus hijas y a los hijos de estos. Yaacob antes de partir había consultado a Rajel y Leáh[20], y ellas estaban completamente de acuerdo en huir e ir a Eretz, y le pidieron que hiciera todo lo que le había ordenado el Eterno.[21]

Labán se jactó de que tenía poder para hacerle el mal a él y a sus esposas e hijos[22]. ¡El impío Labán advertía que podía dañarle [a Yaacob] y a sus propias hijas y nietos [de Labán]! ¡Cuantos pueblos han cometido impiedad y matanzas no sólo contra los yehudim, sino también contra aquellos miembros de su propio pueblo (goy) que habían contraído matrimonio con judíos!, los últimos de la lista, los germanos nazis.

Labán alcanzó a Yaacob pero su actitud de no hacerle mal ni a su yerno y sobrino Yaacob, ni a Rajel, Leáh, Bilhá y Zilpáh –todas ellas hijas suyas, ni a sus nietos, se debieron a dos circunstancias, la primera el haber recibido el aviso de D-s en su sueño nocturno y la proximidad de Esav con un ejército de cuatrocientos hombres armados, como lo veremos en la próxima parashá. Labán temía que si mataba a Yaacob, Esav podría vengar la sangre de su hermano matándole a él. Labán dio media vuelta y regresó a su casa.

¡Cuántas veces han sido ejércitos de otros pueblos que el Eterno ha empleado para frenar las ansias asesinas y destructoras contra Am Israel!

A lo largo de la historia veremos la mano del Eterno protegiendo a Am Israel, y cuando ha ocultado su rostro porque Am Israel se había apartado del Todopoderoso, la dinámica normal de la historia de la humanidad ha estado a punto de aniquilar completamente a Am Israel

Por un instante te he abandonado, pero compadecido te recogeré. En un rapto de ira te oculté Mi rostro por un instante, pero con infinita misericordia Me compadeceré de ti, dice el Eterno tu Redentor. [Yeshayahu 54:7-8]

Am Israel sin Torá desaparecería. Esa es la ley normal y constante de la humanidad y la consecuencia de la dinámica de los pueblos. A pesar de todos los embates y agresiones que Am Israel ha recibido, es gracias únicamente al Eterno que Israel permanece y existe, y es su existencia lo que el antisemitismo odia. El antisemita no odia Israel por cómo es Israel, sino porque Israel es, existe. Israel existe por la protección del Eterno.


[1] Bereshit 28:1-2

[2] Bereshit 28:11, 13-14

[3] Bereshit 28:15

[4] Bereshit 26:34

[5] Bereshit 28:9

[6] Bereshit 29:17

[7] Bereshit 29:18

[8] Bereshit 27:41-42

[9] Bereshit 29:26

[10] Bereshit 29:19

[11] Bereshit 34:8-23

[12] Bereshit 30:25

[13] Bereshit 30:27

[14] Bereshit 31:7

[15] Bereshit 31:1-2

[16] Bereshit 30:30

[17] Bereshit 31:1

[18] Bereshit 31:3

[19] Bereshit 31:24

[20] Bereshit 31:4-13

[21] Bereshit 31:14-17

[22] Bereshit 31:29

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