Un niño intentaba mover una pesada pizarra de madera, pero no lo conseguía. Empujó y tensó cada músculo de su cuerpo, pero no pudo mover ni siquiera un milímetro. Su padre pasó por allí, se paró y observó a su hijo haciendo inútiles esfuerzos.
Finalmente su padre preguntó: “Hijo, estás utilizando toda tus recursos?”
¡Si !”, gritó el niño con furia.
“No”, replicó su padre con calma, “no los estás utilizando. No me has preguntado si quería ayudarte!.”
Muchas veces buscamos sin éxito mil maneras de salir de determinada situación o problema. Aparentemente ya lo hemos intentado todo. Todo menos pedir ayuda a nuestro padre celestial.
Avinu Shebashamaim, shelaj beraja vehatzlaja be jol maase yadeinu.
Padre nuestro que habita las alturas, manda bendición y éxito a todas las obras de nuestras manos.
Amén.
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