Artículo: Lo que aprendimos con la edad. Hijas rebeldes, madres dominantes.

Una adolescencia desafiante

Por: Becky Krinsky Braverman de Recetas para la vida ©

“Entrena a la juventud de acuerdo a su modo para que aun cuando envejezca no se aleje de él” (Mishlei/Proverbios). Educa con amor, respeto y sinceridad y no importa cuantos desafíos tenga la vida, tu hijo encontrara el camino que aprendió en su casa.

La Torah, es sin duda es el manual más completo y acertado que hay para poder vivir una vida plena, con sentido y con vedad. Es en ella que se puede aprender entre otras cosas los principios fundamentales para educar correctamente a los hijos. Las historias, las reglas, los ejemplos, son grandes lecciones que ilustran las acciones de nuestros antepasados y que son vigentes e importantes hasta el día de hoy.

Del Patriarca Itzjak podemos aprender una bella enseñanza en cuanto a la educación de los hijos. Él, en sus últimos momentos de vida, pide hablar con sus hijos. Cuando se dirige a ellos lo hace refiriéndose a cada uno distinguiendo las características individuales. Es claro y especifico. No los compara ni les da la misma bendición.

Que bello es el mundo prefecto donde la madre dice, su hija hace lo que se le pide. Es fácil y cómodo cuando se dan órdenes y estas se cumplen sin cuestionarse. Después de todo, se sabe que toda mamá quiere lo mejor para sus hijos. Y además, nadie conoce mejor sus hijos que ella.

Lastima que hasta este mundo de fantasías lleno de

ingenuidad y de ternura terminan pronto, en un abrir y cerrar de ojos, la niña que adoraba a su madre, crece, la reta y la contradice, todo lo que un día era una regla entendida, ahora es un motivo de discusión, de duda y de pelea.

Cuando la adolescencia toca la puerta, la armonía sale por la ventana. Afortunadamente esta es una época, la cual se madura y se crece. Lo más importante en estos momentos es tratar de tener la mejor relación posible para no crear cicatrices que sean dolorosas y difíciles de sanar.

Rita se fue de su casa después de la ultima discusión que tuvo con su mamá,  ella no podía seguir peleando por permisos no le van a conceder; quiere tener fiestas en la casa, salir con el novio y no avisar a donde esta, no quiere reportarse y por supuesto quiere toda la libertad;  ella se siente, guapa, poderosa e invencible, quiza un poco altanera, pero por que no, eso viene con su bella edad.

Judith, su mamá, esta muy enojada y con justa razón, se preocupa por su hija, sabe que su educación es muy importante y que las fiestas, los novios y las malas compañías solo le van a traer problemas. Judith es una madre protectora, trabajadora y tiene muy claros los valores y las acciones que se deben de seguir.

En la casa Judith esta viviendo momentos de crisis  e inestabilidad. El mundo de obediencia y respeto  se esta perdiendo, Rita creció y se convirtió en una adolecente rebelde.   Judith tiene dos opciones, puede seguirse imponiendo y esperar que su hija entre en cintura o puede ceder ciertas batallas y hacer ajustes en su relación para que su hija regrese a la casa y puedan aprender a tener una nueva relación.

No se trata de juzgar y ver quien tiene la razón, simplemente hay que ver por el bienestar de la relación familiar.

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La receta: Armonía en la adolescencia

Ingredientes:
1 taza de conciencia y consideración; entender la etapa de desarrollo que es
1 ramita de respeto; limites claros, ejemplo, valores
2 cucharadas de libertad; favorecer la individualidad e independencia
1 manojo de confianza y seguridad; reafirmar el cariño y la estabilidad del hogar
2 cucharadas de comunicación continua; palabras firmes, consejos prudentes
1 manojo de apoyo; atención incondicional siempre y cuando sea requerido
1 lata de conocimiento pleno de las necesidades, personalidad e intereses

Recomendación del chef: Entiendo que mi adolecente esta pasando por una época difícil, lo más importante hoy, es poder conservar la calma. No voy a imponer mis ideas, le voy a ofrecer mis consejos, esto también pasara.

Modo de preparación:

1. La adolescencia no debe de ser una lucha sino un periodo de desarrollo personal.  Para sobrellevar esta época hay que actuar con inteligencia no con imposiciones; Hay que otorgar la libertad necesaria para establecer una individualidad e independencia saludable, para poder ser un adulto exitoso.

2. Una batalla para retomar el poder es una pelea perdida. Hay que elegir las cosas verdaderamente importantes para luchar, hay que pensar en el futuro, tomando una actitud calmada y viviendo un día a la vez. Mejor enfocarse en la educación, el respeto y la salud, más que en detalles sin mucha trascendencia.

3. Recordar que cada adolecente tiene un carácter propio con necesidades e intereses distintos. No hay dos personas iguales, el éxito para lograr una verdadera armonía en esta etapa radica en ajustar las acciones y las expectativas de cada joven. Es vital enfocarse en el carácter del adolecente sin criticar sus acciones, entender el motivo que los estimula a desenvolverse.

Enseña a tu adolecente a manejar su carácter, reconoce sus fortalezas, entiende sus desafíos y se tú, su mejor ejemplo, te lo va agradecer  y reconocer cuando madure.

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