Lej Lejá: Realiza tu potencial

Parashat Lej Leja, por el Rabino Ilan Rubinstein.

“Y le dijo el Eterno a Abram: ‘Vete para ti de tu tierra, de tu lugar de nacimiento y de tu casa paterna, a la tierra que te señalaré”(Bereshit 12:1).

Abraham ya no era un jovencito. Tenía 75 años cuando D-os le ordenó dejar su casa y emigrar… ¿A dónde? Sólo D-os sabe: “a la tierra que te señalaré”. Una prueba más que difícil para un hombre que ya debería estar pensando en una vida más tranquila, con menos sobresaltos.

Rashí cuestiona: ¿Por qué dice “Vete para ti”, debería haber dicho directamente “vete de tu tierra”?

Explica él que la expresión “para ti”, significa para tu beneficio, tu provecho. Si bien implica esto un gran esfuerzo, puedes estar tranquilo que te verás bien recompensado.

Adicionalmente hay otra interpretación a estas palabras.

 El Rebe Zusha de Anipolí solía decir: “Cuando tenga que despedirme de este mundo y llegue a la Corte Celestial, no me preocupa que me pregunten por qué no fui justo como Abraham Avinu o Moshé ya que yo no soy Abraham ni Moshé y D-os no espera que sea como ellos. Pero me preocupa que me pregunten: ‘¿Zusha por qué no fuiste Zusha… por qué no alcanzaste tu máximo potencial?’”

El Zóhar Hakadosh explica que la expresión “Vete para ti”, significa: vete a buscar a ti mismo. Busca tu máximo potencial, trata de encontrar la manera de crecer según tus posibilidades. No desperdicies las oportunidades que se te presentan en la vida. Conócete para poder sacar lo mejor de ti.

En Jarán Abraham vivió una etapa importante de su vida, le mostró a los idólatras su error, luchó contra la concepción errónea de D-os, pero su potencial todavía estaba por materializarse.

Abraham se tenía que convertir en el padre de las naciones como D-os le había augurado, tenía que fortalecer el vínculo con la tierra de Israel, como menciona el Talmud:  “La tierra de Israel se adquiere con sacrificio”(Brajot 5 a). Abraham tenía que engendrar a su hijo Itzjak, quien continuaría su camino. Abraham tenía que demostrar su amor ilimitado a D-os.

El Abraham de Jarán estaba muy lejos del Abraham que hoy todos admiramos. ¿Qué hubiera sido de él si hubiera hecho caso omiso al llamado de D-os?¡ No se hubiera convertido en nuestro patriarca!

Un amigo me contó una anécdota que le ocurrió mientras cursaba el cuarto año de la carrera de informática.

En una de las materias comenzó muy mal, se había dejado estar. Reprobó el primer examen y no entregó el trabajo práctico. El profesor lo llamó a un lado y le dijo: –Le recomiendo que deje esta materia para el próximo semestre y se dedique a las demás, ya no tiene posibilidades. Esas palabras fueron como una bofetada que lo devolvió a la realidad.

Reprobar la materia no entraba en sus planes. –No profesor, por favor deme una chance, no lo voy a defraudar –le dijo.

 –Lo siento pero deberías presentar dos trabajos en menos de 10 días y sacar un 9 en el último examen en dos semanas. Según mi experiencia, mejor la dejas para el próximo semestre

No se preocupe voy a hacer mi mejor esfuerzo –le dijo y le pidió una guía para los trabajos.

En diez días estaban ambos trabajos en la mesa del profesor. Llegó el examen y el increíble esfuerzo dio sus frutos, sacó un 8.7, redondeado llegó al 9.

Cuando el profesor le entregó el examen lo miró fijamente a los ojos y le dijo: –Quiero que sepa que usted va a ser exitoso en la vida, ya que cuando se propone algo lo logra.

El llamado a Abraham es un llamado universal, corresponde a todos escuchar esa voz interior que nos motiva a alcanzar nuestra máxima capacidad. Sólo se necesita de nuestra convicción y acción.

 

 

 

 

 

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