Dispersión y Difusión

compartir

Por: Rabino Ramy Avigdor, director del Centro Kehila

Las dos facetas de la diáspora judía: dispersión y difusión

En dos pasajes muy parecidos la Tora profetiza la dispersión del pueblo de Israel entre las naciones. Sin embargo, en cada una la Torá utiliza una expresión diferente para describir la diáspora. En Vaikra 26:33: Vaezare etjem (y los esparciré), en Devarim 28:64 – Vehefitzja (y te difundirá).

Existe una profunda diferencia entre estas expresiones. Esparcir significa dispersar aleatoriamente pequeñas partículas en múltiples direcciones, como explica Rashi: “que cada uno está apartado del otro”. Esta sería la consecuencia natural del odio gratuito, es decir, si no logramos convivir juntos entonces D´s nos aleja el uno del otro y nos dispersa en las distintas diásporas.

En oposición, difundir, aún que pueda usarse como sinónimo de esparcir, básicamente se refiere a la expansión o propagación de un material, información o ideología. Rabeinu Bejiye, en su comentario a la Tora, afirma que el propósito de la diáspora es difundir los valores universales del judaísmo entre las naciones.

En síntesis, la diáspora tiene dos facetas, una negativa y otra positiva. Por un lado la dispersión de los judíos por los cuatro rincones del planeta, por otro lado, la difusión de los valores  del judaísmo por todas partes del globo.

Históricamente, no hay dudas que ambas facetas de la profecía se concretaron. No hay pueblo ni nación que contribuyó tanto al desarrollo ético, moral y social de la humanidad como el pueblo de Israel. El día de descanso semanal, los derechos de los extranjeros, de la mujer, la educación, la igualdad, el respeto y el amor al prójimo, son pocos ejemplos de la infinita aportación del judaísmo. Así mismo, no hay pueblo ni nación más disperso que el judío, como dijo Hamán: “Hay una cierta nación dispersa y dividida entre las naciones, en todos los países de tu reino” (Esther 3:8).

La dispersión y la comunidad

Durante los casi 2000 años de Galut, el judío siempre intentó esquivarse de la sentencia de aislamiento y dispersión formando comunidades. No solo por una necesidad o por fines de beneficio mutuo, tal como se define habitualmente una comunidad nacional. La comunidad judía es el conjunto de personas con un pasado y un futuro común, anhelos compartidos, y un mismo deseo de identificación con una ideología única y particular. En el ámbito personal, hacer parte de una comunidad soluciona, casi por completo, el problema de la dispersión.

Pero, a nivel colectivo, la dispersión sigue siendo parte de nuestras vidas. Los judíos nos juntamos en comunidades, pero cada comunidad vive aislada de las demás comunidades. La diáspora de Israel no es una diáspora de individuos, es una diáspora de comunidades.

Esto tiene implicaciones muy amplias en la vida y estructura comunitaria. A nivel pragmático, la primera consecuencia es que la experiencia no se comparte. Brillantes ideas, actividades y materiales se desarrollan en todas partes, pero nadie disfruta de ellas ya que no hay comunicación entre las distintas comunidades e instituciones. El staff comunitario no tiene otra opción sino que “reinventar la rueda”. Si sumamos el esfuerzo individual que hace cada comunidad para realizar una misma actividad, llegaremos a un numero astronómico de horas de trabajo, de energía que se gastó simplemente por falta de comunicación.

Imagina cuanto ganaríamos todos compartiendo nuestras experiencias. Qué fantástico seria tener un espacio que nos posibilite aprender y enseñar. Pero, tristemente, en una realidad de dispersión esto es imposible.

Transformando la dispersión en difusión

¿Qué podemos hacer para cambiar esta realidad? ¿Cómo podemos, también a nivel colectivo, comunitario, esquivarnos del decreto de dispersión?

Si leemos con atención los pasajes bíblicos mencionados, veremos que la Torá además de usar verbos distintos, también cambia su conyugación de plural a singular. Es decir, cuando la Tora habla de dispersión el verbo está en plural, mientras que cuando se presenta la difusión el verbo está en singular.

A un nivel más profundo, sabemos que la raíz de la dispersión es el odio gratuito. El odio en su forma pasiva, se expresa por el desinterés por el prójimo, el egoísmo, el segregacionismo que por fin conducen al aislamiento que forma un “colectivo” compuesto de varias unidades independientes (verbo en plural). En contra partida, el amor, se manifiesta en el compartir, en el altruismo, la preocupación por el amado que por fin conducen a la unión que da luz a una nueva entidad colectiva que alberga y rescata toda la riqueza de la diversidad de los individuos que la compone (verbo en singular).

Es importante notar que la escritura solo presenta, sutilmente, las dos opciones de diáspora. La Torá profetiza la salida al exilio, pero si estaremos dispersos o difundidos es nuestra elección.

Solo hay una forma de librarse de la dispersión: ¡transformarla en difusión!

Este es el principal objetivo del Centro Kehila. La difusión, conceptual y pragmática, es nuestra ideología y nuestra principal actividad. Visión, ideología y un fuerte sentimiento de responsabilidad hacia el pueblo de Israel y su destino son las piedras fundamentales sobre las cuales el Centro Kehila está construido.

La globalización, la canalización y difusión de actividades y servicios, la utilización inteligente de las nuevas tecnologías de información y comunicación conforman la estrategia de acción por medio de la cual, con la ayuda de D’s, lograremos transformar la dispersión en difusión.

Para más información o para solicitar uno de nuestros servicios, no dude contactarnos:

centrokehila@gmail.com
 
 
image attribution: <a href=’https://www.freepik.es/fotos/agua’>Foto de Agua creado por phanuwatnandee – www.freepik.es</a>

Be the first to comment

Leave a Reply

Your email address will not be published.


*