Shoftim: Ni a derecha ni a izquierda

Rabino Ilan Rubinstein 

“Harás lo que te enseñaren según el juicio de ellos y no te apartarás ni a derecha ni a izquierda” (Devarim 17:11)

La primera parte de la parashá nos habla de la obligación de designar jueces y policías para administrar justicia dentro de nuestro pueblo. La Torá detalla cuales son las reglas para la impartición de justicia y los requisitos para los jueces, pero también les exige a los litigantes obedecer estrictamente la determinación de los jueces como vemos arriba.

Aparentemente la expresión “ni a derecha ni a izquierda” está de más, hubiera alcanzado con decir únicamente que no te apartes de lo que te digan que hagas.

Rashí comenta que esta expresión nos quiere enseñar que debemos obedecer a los Sabios incluso si nos dijeran que la izquierda es la derecha o la derecha es la izquierda y cuanto más cuando nos dicen que la derecha es la derecha y la izquierda la izquierda.

Literalmente es imposible de aceptar la primera parte de esta interpretación, si yo sé que la derecha es tal ¿Cómo voy a aceptar que es la izquierda porque así lo dijeron los Sabios?

Se cuenta que en una oportunidad un hombre iba transitando en sentido contrario en una avenida principal, cuando escucha por la radio que se interrumpe la transmisión para informar lo siguiente:

–Queremos informarles que tengan sumo cuidado ya que hay un loco transitando en sentido contrario a toda velocidad en la avenida principal.

–¡Un loco, miles, miles! –alcanzó a agregar el conductor desorientado.

Lo que quiso decir Rashí -explica Ramban– es que incluso que creas que los Sabios se equivocaron y para ti es tan claro el error como que tu derecha es tu derecha, igualmente debes obedecer el veredicto de los Sabios.

Quizá la clave para entender esto es que la derecha o la izquierda dependen de dónde uno está parado. Mi derecha es izquierda y mi izquierda es derecha para quien está frente a mí.

La mayoría de las disputas y los pleitos que requieren de una determinación de ley dependen de muchas circunstancias y detalles subjetivos, sólo quien anula su ego y se somete a la búsqueda objetiva de la verdadera voluntad de D-os puede establecer una determinación correcta, que quizá para quien está del otro lado del caso parezca incorrecta. Únicamente quien es objetivo cien por ciento puede dar un veredicto verdadero.

A raíz de esto es que D-os le da el voto de confianza a los Sabios y nos pide que hagamos lo mismo ya que ellos son los únicos que han llegado a un nivel tal de sumisión a D-os donde la única motivación es encontrar la verdadera voluntad de Él.

Justamente por esta razón cuando un Sabio tiene un pleito con un individuo no puede él juzgar su propio caso ya que al tener un interés de por medio puede verse disminuida la sumisión a D-os y la búsqueda de la verdad verse mermada.

En este caso deberán acudir a otro Sabio. Sobre esto el Talmud (Brajot 5b) cuenta una anécdota sorprendente.

Rab Huna tenía 400 barriles de vino y se avinagraron lo que redujo sustancialmente su valor. Vinieron los Sabios a visitarlo y le dijeron:

–Busca en tus actos quizá hay un error que debas remediar.

–¿Acaso sospechan ustedes de mí? –les dijo sorprendido.

–¿Acaso sospechas tú de D-os que hace un juicio sin justicia? –le contestaron.

–Si alguien escuchó algo sobre mí que lo diga –les pidió.

–Escuchamos que usted no les da a sus empleados la parte de la cosecha que les corresponde.

–Pero ellos me roban a mí cuando trabajan más de lo que les corresponde y por eso no les doy su parte –argumentó.

–Así dice la gente: “El que le roba al ladrón, también él se queda con el gusto del robo”.

Dijo RabHuna: –Acepto sobremí la obligación de darles su parte a mis empleados.

Cuenta el Talmud que milagrosamente el vinagre volvió a ser vino.

Otra opinión dice que ese año el precio del vinagre subió a tal punto que obtuvo elmismo beneficio que hubiera obtenido por el vino.

Como vemos la izquierda y la derecha también pueden ser subjetivas, si buscamos la verdad podemos pedirles a los Sabios que primero nos ayuden a pararnos en el lugar correcto y entonces objetivamente podremos ver la verdadera derecha e izquierda. Esto es aplicable a todos los órdenes de la vida y siguiendo este lineamiento nos será más fácil la convivencia con el prójimo.

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