Por: Dr. Yitzhak Calafi
Partij voor de Dieren, el Partido de los Animales, en Holanda tiene representación en el Parlamento desde 2006. Este partido consiguió que se prohibiesen los métodos de sacrificio de la Shejitá y zabihah de animales que prescriben el judaísmo y el Islam respectivamente.
Desde el caso holandés varios parlamentos europeos y Nueva Zelanda han prohibido la Shejitá y la zabihah y varios de ellos exigen el aturdimiento previo. Portavoces y representantes de las comunidades judía y musulmana han invocado la libertad religiosa para oponerse a esta prohibición. No es la primera vez que en tierras de Edom se prohíbe la Shejitá con la excusa de una pretendida crueldad hacia el animal por parte del shojet (matarife judío). [1]
En la cuna del nazismo se proyectó la infame película cinematográfica “documental” nazi Der erwige Jude (El Judío Eterno) distorsionando la Shejitá, mostrándola como una práctica bárbara en la que los judíos se regocijan con el sufrimiento de las reses, precisamente cuando el judaísmo exige evitar sufrimiento en los animales. [2]
¿Qué podemos contestar frente a las acusaciones de la crueldad de la Shejita?
Antes que nada hay que saber que exhaustivos estudios comprobaron que la Shejitá es una manera muy eficiente de sacrificio, ya gracias a un certero tajo de un cuchillo extremadamente afilado se corta instantáneamente el nervio vago y por ende el animal no sufre.
El Congreso Judío Mundial afirma que “la idea de que la matanza de animales es un “ritual” religioso, hace fácil la sugerencia de que se trata de una costumbre arcaica, cruel y por cierto salvaje que, sin duda alguna, debería ser descartada de la sociedad moderna. Los opositores a la shejitá y al halal han pintado con una connotación siniestra a las dos formas de faenamiento prescripto por la religión. Si se tiene en cuenta el bajo nivel de observancia religiosa generalizado en Europa Occidental, allí hay poca tolerancia para los que sí se atienen al cumplimiento de sus propias y distintas leyes religiosas, especialmente cuando esta actitud es descripta tan negativamente. Causa tristeza el hecho de que no faltan judíos (muchos de ellos desvinculados de la comunidad judía) que han voceado su apoyo a la campaña anti-shejitá, con lo que han fortificado la actitud de los que buscan su prohibición. Se trata de un debate con consecuencias que van mucho más allá de la alimentación atinente a las normas religiosas.” [3]
La idea que subyace en las leyes que prohíben la Shejitá es la idea que los derechos de los animales prevalecen a la libertad de religión. Recientemente el Ministro de Agricultura danés, Dan Jørgensen, en la cadena de televisión Denmark’s TV2, declaró que “los derechos de los animales pasan por delante de la religión”. [4]
El buenismo, que pretende tener misericordia con los animales y le concede derechos, no entiende que los animales no tienen derechos, sólo los tienen los seres humanos. Es el ser humano el que tiene obligaciones con respecto a su prójimo y hacia los animales, plantas y todos los seres creados. En la cima de la pirámide o cadena trófica se haya el ser humano, omnívoro por naturaleza. Si los animales tuvieran derechos, el mayor de ellos es el derecho a la vida. ¿Por qué un animal tiene derecho a recibir una muerte y no otra –la Shejitá- siendo que el auténtico derecho consistiría en que no se le puede dar muerte?
La concesión de derechos a los animales es un discurso sin mucho sentido al privarles del mayor de ellos, el de la vida, y puestos a ser generosos y buenistas, ¿qué mayor derecho que éste, el de la vida? Por lo que nos estaría completamente prohibido matar animales para comer, sólo estaría permitido matarlos en defensa propia ante agresiones de los más peligrosos. También tendríamos que proteger a todos los animales del país o de la naturaleza de sus depredadores, ya que se les consideraría a todos ellos con derechos. Y suponiendo que fuera practicable, esto privaría de alimentación a los animales carnívoros, por lo que paradójicamente esto les conllevaría y condenaría a la muerte. Creer que los animales tienen derechos per se imposibilitaría el avance en medicina, la experimentación de nuevos fármacos y tratamientos, trasplantes y técnicas quirúrgicas, cuyo fin es favorecer la mejor calidad de vida de la humanidad.
La Torá nos enseña que el ser humano ha de señorearse sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre el ganado, sobre la tierra, sobre todo insecto y sobre todo reptil del suelo. [Bereshit 1:26] lo que no implica brutalidad con los animales ni destruir el ecosistema, sino todo lo contrario, la Torá indica que el ser humano ha de evitar el sufrimiento de una criatura viviente [Baba Metzia 32a] y el método es el de la Shejitá.
Y hablando de derechos, prevalece el derecho a la libertad religiosa de los humanos al de los animales. Edom se llena la boca de aparentes buenas palabras, pero la realidad muestra que sólo son palabras, pues no está prohibida la caza ni la pesca, y el cazador/pescador hiere, o mata al animal/pez, la mayoría de las veces el animal agoniza. Siendo coherentes, y no hipócritas, tendrían que prohibir la caza y la pesca. Se ha llegado a la extraña conclusión en las legislaciones occidentales en que están más protegidos los embriones de un águila real y de otras muchas especies que la del propio ser humano, cuya destrucción está considerada como un derecho más.
Edom no tiene coherencia. La Torá si.
NOTAS
[2] La Torá afirma: “Cuando encuentres al toro de tu enemigo o a su burro deambulando, ciertamente debes regresárselo. Cuando veas el burro de aquél que te odia, tumbado bajo su carga, no pasarás de largo, sino que lo ayudarás…” [Shemot 23:4-5]. Aquí la Torá enfatiza dos veces “tu enemigo”, “aquel que te odia”. La Torá enseña aquí que precisamente puesto que no es fácil tener una molestia por alguien por quien sientes desagrado, no subestimes el valor del regalo que Hashem te está ofreciendo ahora para lograr Perfección. “Si tu amigo necesita ayuda para descargar su burro con sobrecarga, y tu enemigo necesita ayuda para cargar su burro, es una Mitzvá ayudar a tu enemigo” [Baba Metzia 32b]. Descargar un burro sobrecargado es un asunto de “sufrimiento de una criatura viviente” [Baba Metzia 32ª], y también rescatar su propiedad, no sea que el animal muera [Baba Metzia 32ª].
http://www.tora.org.ar/contenido.asp?idcontenido=2846
[3] Europa: Antisemitismo por Kashruth
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