Miketz: Asistencia Divina e inteligencia humana

Parashat Miketz

Por el Rabino Ilan Rubinstein

“Ahora le aconsejo al Faraón que busque un hombre inteligente y sabio y lo ponga (como administrador) sobre la tierra de Egipto” (Bereshit 41:33).

Una noche terrible, de miedo. El Faraón sueña dos extraños sueños. Primero sueña con las siete vacas gordas que son consumidas por las vacas raquíticas y luego sueña con siete espigas gordas que son consumidas por las espigas delgadas. Todos los magos y brujos del reino son incapaces de descifrar los sueños. El jefe de los escanciadores se recuerda de su paso por la cárcel y cómo Yosef, el joven hebreo, le había ayudado a interpretar un sueño por el cual fue restituido a su trabajo.

Yosef es sacado de la cárcel y vestido honorablemente para ser presentado delante del Faraón. Allí interpreta los sueños del Faraón explicándole que iban a haber siete años de bendición y siete de sequía y hambre, inmediatamente le da el consejo arriba mencionado.

Cabe preguntarse: ¿Quién le dio a Yosef el permiso y la atribución para darle consejos al Faraón, él sólo lo llamó para interpretar los sueños y nada más? ¿Por qué arriesga su pellejo de esa manera?

Maimónides, además de ser el sabio más grande de su generación, era un gran médico y fue nombrado médico principal de la corte del sultán de Egipto. Los demás ministros de la corte le tenían envidia. En una oportunidad que el sultán se enfermó, Maimónides le preparó un medicamento. Los malvados ministros, aprovechando la situación, pusieron veneno en lamedicina y le avisaron al sultán quién comprobó la acusación. No lo podía creer, pero por su aprecio a Maimónides no quiso ejecutarlo y lo encarceló. Uno de los ministros le aconsejó que pusiera la decisión en manos de D-os. Debía escribir dos papeles y ponerlos en una urna para que Maimónides elija, en uno debía decir, vida y en el otro muerte. El sultán estuvo de acuerdo y mandó a su ministro a preparar los papeles y la urna,pero este malvado escribió en los dos papeles la palabra muerte. Uno de los ministros que era judío se dio cuenta y le avisó a Maimónides. Él le dijo, que no se preocupe, que con la ayuda de D-os todo iba a estar bien. Llegó el día y Maimónides se paró frente a la urna, sacó un papelito, se lo metió en la boca y se lo tragó.

–¿Que has hecho? –le preguntó el sultán sorprendido.

–El papelito que saqué me lo comí, pero si quiere saber que decía en él, fíjese en el que quedó en la urna y así sabrá que deben hacer conmigo.

Así fue como la sabiduría de Maimónides le salvó la vida.

Explica el Maguid de Duvna que Yosef era sumamente inteligente y se dio cuenta que si sólo iba a dar la interpretación del sueño, podía ocurrir que, a pesar de ser verdadera, los consejeros y brujos del Faraón fueran a minimizarla y despreciarla por cuanto era una interpretación a futuro y quién sabe si se iba a cumplir o no.

El Faraón había sacado de la cárcel a Yosef sólo para que le interpretara el sueño, por lo tanto si no iba a ser aceptada su interpretación seguramente sería tachado de impostor y condenado a muerte.

Entonces, inteligentemente, Yosef agregó: “Ahora le aconsejo al Faraón que busque un hombre inteligente y sabio y lo ponga (como administrador) sobre la tierra de Egipto”, ahora estaba seguro que cada uno de los consejeros iba a pensar de símismo que él era el indicado para tomar ese puesto tan importante y honorable. De esta manera, todos iban a apoyar su moción y efectivamente así ocurrió: “Y la interpretación fue buena a los ojos del Faraón y de todos sus siervos”.

No hay mejor situación en la vida donde se combinan la asistencia Divina y la inteligencia humana.

 

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